Devaluaciones en China

Juan Aitor Lago Moneo

Director del Departamento de Investigación

Constanza Business & Protocol School

 

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Fuente: eleconomista.es

¿Qué está pasando en China? Muy simple y complicado a la vez: que se está desinflando. Esto es lo que tienen los ciclos económicos, que son cíclicos, y, nos guste o no, al menos en economía, lo que sube, tiene también que bajar. ¿Es posible que una economía crezca de manera ininterrumpida, per secula seculorum? Reconozco que en el año 2005 era de los que pensaba que los ciclos económicos, tal y como los habíamos conocido hasta entonces, con subidas y bajadas, habían desaparecido; y pensaba que era posible mantener crecimientos sostenidos durante enormes periodos de tiempo. Lo cierto es que lo sucedido desde julio de 2007 me ha convencido de lo contrario; y es que la realidad supera siempre a la ficción.

China lleva ya muchos años creciendo a ritmos enormes en base a dos premisas:

                1º.- Enormes cifras de exportaciones.

                2º.- Fuerte crecimiento de la demanda interna.

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Puerto de Quingdao (China). Fuente: manzanillo.mexicoxport.com

Lo que ambas cosas generan es un incremento de ingresos para las empresas y rentas para las familias, y, a mayores niveles de renta, mayores niveles de gasto: es ley de vida. Cuando la demanda sube, suben también los precios, es decir, la inflación. Cuando todo se encarece, incluida la mano de obra, se pierde competitividad. Hay que recordar que el modelo económico chino se basa en una enorme cantidad de mano de obra a un precio baratísimo. Lo que pasa es que, aunque parezca mentira, producir en China ya no resulta tan barato, y los altos niveles de precios para los flacos salarios chinos, además de altos niveles de endeudamiento para la adquisición de viviendas y otros bienes, han hecho que la demanda interna haya menguado, y que la capacidad de exportación de China ya no sea la que fue. De nuevo, lo que ha pasado es que China ha perdido competitividad en estos últimos años de fortísimo crecimiento.

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Obrero trabajando en una fábrica de China. Fuente: blogs.globalasia.com/ivanmanez

¿Qué va a suceder a partir de ahora? Los emergentes van a sufrir en general, sobre todo, Brasil y China, pero, en general, veremos como la confianza de inversores se va perdiendo paulatinamente hasta que, tras los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, comience una larga y turbulenta espiral hacia abajo para estas economías. Debo decir que siempre pensé que este acusado descenso que se producirá prácticamente después de los JJOO, no se iba a producir hasta el segundo trimestre de 2017. Me temo que me equivocaba. De hecho, siempre creí que estos «problemas» por lo que han pasado (y están pasando), las economías brasileña y china, no llegaría hasta el cuatro trimestre de 2016. Parece que estos tiempos se están acortando, y ambas economías dan claras señales de agotamiento, y están tirando por dos motivos:

– Brasil: esta economía sigue funcionando, con algunos problemas, fruto de los vaivenes en el mercado de divisas, porque aún no se ha terminado de construir todo lo necesario para los Juegos Olímpicos. Una vez estos terminen, la cosa se pondrá muy fea, me temo (espero de verdad equivocarme).

– China: el Gobierno está haciendo verdaderos esfuerzos por ganar competitividad, seguir exportando, y que la burbuja inmobiliaria no se lleve por delante la tenue clase media china, y parte de sus bancos. La cuestión es, ¿durante cuánto tiempo se podrá aguantar esta situación?

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«Ciudad fantasma» de Kangbashi (distrito de Ordos, Mongolia Interior, norte de China), que estaba destinada a ser el «Dubai chino». Fuente: i.kinja-img.com

Lo bueno de los ciclos económicos es que cuando uno está sufriendo una crisis, si se hacen las cosas como hay que hacerlas, éstas terminan. Lo malo es que, cuando está en la cresta de la ola, lo único que puede venir es peor que lo que hemos pasado. Si algo he aprendido del periodo 1997-2014 es que las economías se basan en ciclos y que éstos siempre vienen y van. Otra cosa que he aprendido es que suelen ser parejos, es decir, a un periodo económico de bonanza, le sigue uno de dificultades igual de grande: a más bonanza, mayores dificultades, y, por lo general, tienden a durar lo mismo.

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Fuente: republica.com

Ya veremos qué sucede en los próximos meses, aunque, insisto, preveo un final de 2015 algo complicado para todas las economías emergentes -sobre todo la china y la brasileña- y un 2016 duro, sobre todo, los trimestres III y IV, ya que, tras los Juegos Olímpicos, y lo que éstos arrastran, pueden venir años difíciles. Puede preguntar lo que sucedió en España tras la Expo y los Juegos Olímpicos del año 1992, a cualquiera nacido en 1973 o antes, y ya verá cómo se acuerda a la perfección.

¿Qué está pasando en China?

Departamento de Investigación

Constanza Business & Protocol School

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Fuente: rt.com

Desde hace casi un mes, mientras el mundo centraba su atención en la posible salida de Grecia de la zona euro, ha venido acaeciendo otro fenómeno, cuyas consecuencias serían mucho más destructivas para la economía mundial que el temido “Grexit”. Hablamos del más que presumible pinchazo de la Bolsa de China, la segunda más importante del mundo si juntamos sus tres principales parqués: Shanghai, Shenzhen y Hong Kong.

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Fuente: cincodias.com

Las alarmas empezaron a saltar a finales de junio: sólo en la segunda quincena de ese mes, el Shanghai Composite Index, principal índice bursátil del país, se había hundido un 25%. Asimismo, pese a que el Banco Popular de China (regulador central del sistema bancario) realizó una agresiva política monetaria de naturaleza expansiva y bajó los tipos de intereses, la hemorragia en el parqué no se cortó. De hecho, hace una semana, el 27 de julio, las Bolsas de Shanghai y Pekín sufrieron su mayor caída en una sola sesión desde 2007; en concreto, el Shanghai Composite se dejó un 8,5% y el CSI-300 (índice de las Bolsas de Shanghai y Shenzen) sufrió una debacle similar. En total, el mercado de valores chino se ha dejado un 14,3% en el mes de julio, su peor mes desde agosto de 2009. Sólo la Bolsa de Hong Kong parece aguantar la caída.

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Fuente: clicasia.com

¿Cuáles son las causas de la espiral decreciente en la que parece haberse instaurado el mercado de valores chino? ¿Ha entrado o corre riesgo de entrar el gigante asiático en barrena? Para empezar, analistas de distintas instituciones como Bank of America, Credit Suisse o Black Rock han venido avisando de la sobrevaloración de las acciones del parqué chino, al tener un Prices per Earning Ratio medio de 70 sobre 1; esto es, tenían un precio 70 veces superior a los beneficios de las compañías (la media mundial se sitúa en 18,5 sobre 1). A ello hay que unir el uso obligatorio de split de títulos para distinguir entre inversores chinos e inversores internacionales. Este derrumbe, no cabe duda, puede tener efectos catastróficos sobre la economía del país. De hecho, decenas de inversores minoristas, sin conocimientos en el ámbito financiero, han invertido grandes cantidades en Bolsa… y ahora pueden perderlo todo. En tan sólo mes y medio, se han volatilizado la friolera de tres billones de dólares, cantidad equivalente a tres veces el PIB de España. Hablamos, pues, de uno de los mayores cracks bursátiles de la Historia en términos absolutos.

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Puerto de Shanghai; en 2014 fue el que más actividad mercantil registró en todo el mundo. Fuente: i.dailymail.co.uk

Al mismo tiempo, aunque el PIB de China aumentó un 7% en el segundo trimestre, dicha cifra indica una ralentización en el crecimiento del país; a ello hay que unir los crecientes temores por síntomas negativos como el decrecimiento del transporte de mercancías, el retroceso del PMI de manufacturas, así como la caída de compra de cemento y, sobre todo, de la demanda de materias primas para el consumo energético. A ello hay que unir que la deuda privada china es del 200% del PIB y resulta especialmente nociva en el sector inmobiliario y de la construcción; de hecho, multitud de empresas, especialmente aquellas que son propiedad del Estado o de empresarios cercanos al Gobierno, han realizado multimillonarias inversiones en infraestructuras y viviendas que no han resultado rentables, lo que puede arrastrar al sector financiero, especialmente el controlado por el régimen de Pekín, a pérdidas multimillonarias. En definitiva, ¿corre China también el riesgo de que, además de un crack bursátil, estalle su temida burbuja inmobiliaria?

El Gobierno de Pekín, además de la ya mencionada política monetaria expansiva, ha tomado otras medidas como: crear un fondo de especialización bursátil; implantar una moratoria de seis meses para que evitar que salgan al mercado nuevas acciones; y prohibir que los directivos y máximos accionistas vendan sus títulos bursátiles con el fin de evitar que el parqué siga cuesta abajo y sin frenos. Veremos qué panorama se cierne sobre China, pero de saltar por los aires la segunda economía del mundo los efectos no tardarían en llegar al resto del mundo dada su influencia decisiva en la aldea global.