No es la primera vez que comentamos los efectos de la salida del Reino Unido de la Unión Europea desde este blog, pero lo cierto es que, según van a avanzando las semanas, queda más patente y más claro que los defensores de dicha postura, nunca tuvieron un plan serio para llevar a cabo esta salida. Los efectos aún están por verse, porque estos procesos son más largos de lo que parece, y sobre todo, bastante complicados. De lo que podemos hablar por ahora es de previsiones. El think tank Bruegel ha realizado unas previsiones que, desde luego, son muy interesantes, ya que hay consecuencias negativas para ambos lados del Canal de la Mancha:
– Financiarse, para particulares y empresas, en el resto de la Unión Europea será entre 6.000 y 12.000 millones de euros al año más caro. La base de este razonamiento es que Londres es el hub financiero de Europa, y al estar tal cantidad de operaciones concentradas en esta plaza, se logran ahorros significativos.
– La City perderá alrededor de 30.000 empleos, 10.000 directamente de banca de inversión y 20.000 indirectos, sobre todo de abogados, contable y consultores.
Fuente: www.expansion.com
Ambas previsiones son perfectamente plausibles, si bien, creo que todo dependerá de cómo reaccione el resto de Europa, y, sobre todo, de la concentración que pueda darse de las actividades que hasta ahora hacía Londres, para el resto de Europa. Es decir, si no hay un hub claro financiero en el continente, lo más normal es que nos salga más caro financiarnos a este lado del Canal, pero, si una ciudad concentra lo que ha sido hasta ahora Londres y es capaz de hacerlo bien, en ese caso, es más que probable que quien más sufra sea el Reino Unido, y estos 30.000 puestos pueden quedarse bien cortos. Esta es la clave, ¿habrá un nuevo hub financiero en la Unión Europea? De haberlo, ¿qué ciudad será? En mi modesta opinión, para convencer a los bancos, hay que hacer una oferta que conjugue lo siguiente:
* Claras ventajas fiscales para las operaciones financieras
* Infraestructuras potentes (hay que viajar y mucho en banca)
* Buenos profesionales y si pueden ser baratos, mejor, pero sobre todo que sean buenos
* Oficinas físicas apropiadas
La ciudad / país que sea capaz de ofrecer algo así, se llevará el gato al agua, en mi modesta opinión, es así de simple, esto es lo que, de verdad, necesitan los bancos, y sobre todo los bancos de inversión. Ya veremos qué pasa pero algo me dice que en el segundo trimestre de 2017 esto va a tomar velocidad, va a ser un año muy entretenido.
Juan Aitor Lago Moneo
Director de Investigación de Constanza Business & Protocol School
Muy difícil lo están poniendo las autoridades británicas para que el Reino Unido tenga una salida ordenada y bien hecha de la Unión Europea. Lo cierto es que la irresponsabilidad comenzó hace ya años con el referéndum sobre la independencia de Escocia, absolutamente innecesario, pero que, no salió del todo mal, y animó al ex Primer Ministro británico a lanzarse al segundo referéndum, sobre la permanencia en la Unión Europea, que salió del todo mal, este sí, y que puede tener unas consecuencias peores de lo que los británicos piensan. Para empezar, en clave nacional, más de un escocés que votó a favor de permanecer en el Reino Unido, está deseando un nuevo referéndum porque si el Reino Unido no está en la Unión Europea, quizá no sea una opción tan interesante. Hay que tener en cuenta que el motivo principal por el que tanto Escocia como Inglaterra tienen un mismo rey es porque Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra unificó bajo su persona ambas monarquías en el año 1603, y a raíz de esa unión dinástica, pudo producirse la unificación de ambos reinos (que eran Estados totalmente independientes) y la creación, en 1703, del Reino Unido. Es muy relevante explicar que este rey era escocés, no inglés, por lo que, se podría decir que la iniciativa de la unificación procedió de Escocia. De hecho, como nota histórica, me gustaría recordar que el Rey Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra intentó crear una unión aduanera entre Escocia e Inglaterra, unión aprobada por el parlamente escocés, en el año 1604, pero que no pudo realizarse hasta un siglo después debido a la negativa del parlamento inglés. Esto supone que la visión escocesa es de apertura, motivo por el que un 60% de los escoceses votaron permanecer en la Unión Europea. Lógicamente, una visión mucho más cerrada, como la que muestra buena parte del ejecutivo británico, no se está viendo con buenos ojos más allá del muro de Adriano.
Sea como fuere, el precio de un brexit duro, va más allá de temas nacionales, que pueden ser de gran calado para uno de los países más importantes del mundo y que fue primera potencia mundial durante el siglo XIX y principios del XX. Vamos a analizar dos factores desde el punto de vista económico:
* Transacciones comerciales entre el Reino Unido y sus todavía socios de la Unión Europea: si finalmente se opta por un brexit duro, todas estas transacciones se encarecerán. No sólo los británicos tendrán más dificultades para exportar, ya que sus productos y servicios tendrán que pagar aranceles, además, las importaciones también les saldrán más caras, lo que perjudica seriamente a los países que exportan al Reino Unido. Pensemos por un momento en las cantidades ingentes de frutas, verduras, hortalizas, vino, aceite y otros productos, como textil o cosmética, que las empresas españolas son capaces hoy de colocar en el Reino Unido, sin fronteras, y las dificultades que tendrán cuando estas vuelvan a existir. El impacto, negativo, será mucho mayor del que las autoridades británicas han llegado a calcular, para todos, pero también para los británicos.
* Banca: aquí está el meollo del asunto, el problema principal para Londres en concreto y para la economía británica en general. Uno de los motivos principales por los que Londres es uno de los mayores hubs financieros, es su acceso al mercado de capitales de la Unión Europea. Fuera de la Unión, los bancos ubicados en Londres ya no tendrán acceso a este mercado, y los nervios, según apuntó este fin de semana Anthony Browne, responsable de la Asociación de Banqueros Británicos, han llegado ya a la City londinense. Los bancos más pequeños planean salir de la City este año, antes de Navidad y los más grandes, durante 2017, antes de Semana Santa. De ser esto cierto, según cálculos de los propios británicos, podrían salir de la City hasta 70.000 personas, de los mejores perfiles y con unos sueldos envidiables. La potencial pérdida económica para el Reino Unido es evidente, desde todos los puntos de vista, en la calidad de su mano de obra (por cierto, muchos de estos no son británicos), pero también en relevancia a nivel mundial.
Esto nos lleva de nuevo a Escocia. La creación del Reino Unido tuvo como principal objetivo la creación de un país, unificado, más fuerte de lo que serían las naciones que lo crearon por separado. El problema que tienen ahora las autoridades británicas, comandadas por los tres brexiteers es explicar, a todos los británicos, y a los escoceses en particular, cómo va a ser el Reino Unido un país más fuerte si es más débil en lo económico y menos relevante en el marco internacional. La cuadratura del círculo suele ser un proyecto que entraña grandes dificultades.
Juan Aitor Lago Moneo
Director de Investigación de Constanza Business & Protocol School
El fin del Imperio
Aunque lo pudiera parecer, este post no trata acerca de ninguna de las películas de Star Wars, y es una pena, porque, en ese caso, estaríamos hablando de ciencia ficción, simplemente. Lo que hoy vamos a tratar es el final del Imperio Británico. Dicen que los imperios tardan mucho en caer, y eso es verdad, y que son ellos mismos los que terminan consigo mismos, y en este caso, es una gran verdad. Personalmente, siempre he tenido mucho respeto al Reino Unido porque, con sus luces y sus sombras, al igual que ocurre con otras grandes naciones como España, ha aportado muchísimo al mundo. Gran Bretaña ha sido, desde el s. XVIII en que se constituyó con la unificación de las coronas inglesa y escocesa, un país que miraba al mundo, y no tanto a sí mismo. Ha sido un país con unas ganas enormes de influir en el mundo, en el contexto global, de aportar y de llevar la voz cantante, enfrentándose a otras grandes potencias para dejar clara su intención de liderar las políticas globales. De hecho, fue de los pocos países en Europa capaz de hacer frente, primero a Napoleón a principios del S. XIX y después a la Alemania de la I Guerra Mundial y a los nazis cuando se propusieron dominar el continente en los años 40, y lo hizo con un sacrificio enorme. La verdad es que tras la II Guerra Mundial, su influencia en el mundo decayó notablemente, aunque, siguió manteniendo una posición relevante, y mucho más cuando decidió incorporarse a la Unión Europa. Vivimos en un mundo globalizado, en el que ya no hay un único país llevando la voz cantante e imponiendo su política al resto del mundo, este es, sin duda uno de los grandes cambios que se han producido en el mundo desde finales del s. XX. Los países, las naciones y los pueblos sólo tienen hoy dos caminos, unirse a la globalización, pelear en este contexto y trabajar duro para pertenecer a ese grupo selecto que marcará el camino, compitiendo, aportando y trabajando, o, dar la espalda al mundo, y mirar hacia sí mismos, en lugar de más allá de sus fronteras. El día 23 de mayo de 2016 pasará a la historia del Reino Unido y de Europa, como el día en el que, una mayoría de británicos decidió que eso de influir en el mundo, eso de aportar a la sociedad global, eso de ser un país de los que lideren el nuevo orden mundial no es para ellos. Una mayoría de británicos ha decidido que lo suyo es quedarse en su isla, en la que se está muy a gusto, y en la que no quieren que entren «extraños». He tenido el placer de trabajar con personas de muchos países, India, EEUU, Reino Unido, Portugal, Italia, Francia, Bélgica, Colombia, Francia, Perú o México. Con pocos he trabajado tan bien como con los británicos. Con pocos me he sentido tan próximo desde un punto de vista económico o profesional como con los británicos. Soy español pero admiro muchísimo al Reino Unido por lo que ha sido, por lo que ha hecho, por los enormes hombres y mujeres que ha tenido, por su determinación, su capacidad de sacrificio, su deseo real de liderar el mundo. Pues bien, el día 23 de mayo de 2016, una mayoría de británicos ha votado, y con todo su derecho, que ese sacrificio de aquellos que les precedieron, esa determinación y esas ganas de que el Reino Unido sea algo grande en el mundo, ellos no las tienen. Es una decisión respetable, y desde luego respetada por este que escribe. Sin embargo, me veo en la obligación de explicar el impacto que esto va a tener en el medio y largo plazo en el Reino Unido y en lo que será, a partir de ahora, la Unión Europea:
* El Reino Unido aislado: habrá que ver cómo serán las relaciones a partir de ahora con el resto de Europa, pero, desde luego, el Reino Unido será un país que se quede aislado del resto del mundo, teniendo acceso a una economía mucho más pequeña, pero, insisto, mucho más pequeña. Su capacidad de influencia real en el mundo se verá francamente mermada, ya que, tendrá muchísima menos influencia que la tenía como uno de los miembros más relevantes de la Unión Europa. Su economía decrecerá, sus exportaciones caerán, y la libra esterlina perderá buena parte de su valor, y, sin duda, de su relevancia en el mundo. Londres seguirá siendo la segunda plaza financiera del mundo, pero con mucha menos distancia de la tercera, y a mucha más de la primera, Nueva York. En conclusión, Reino Unido será un país mucho menos importante para todo, a partir de ahora. Y lo peor de todo es que, según siga avanzando la Unión Europa, que seguirá avanzando hacia una integración total, y mayor sea la relevancia de China, menor será la importancia de Reino Unido en el contexto global.
* La Unión Europa es hoy más débil que ayer, pero, potencialmente más unida. Voy a tratar de explicar este punto con la mayor claridad posible. Ha llegado el momento de que aquellos países que quieran y puedan converger, lo hagan como no se ha hecho nunca hasta ahora. Ha llegado el momento de que se cree una Europa de tres grupos:
– Primer grupo: países como Francia, Alemania, Italia, España, Portugal, Polonia, Austria, Bélgica o Irlanda (se pueden incluir más, estos son sólo algunos ejemplos), deben dar un paso adelante y crear el embrión de lo que pueda acabar llamándose los Estados Unidos de Europa. Deben hacerlo porque son economías que lo pueden hacer, y porque es el deseo de estos países hacerlo. Será un reto enorme, pero este siglo XXI, en lo económico va a ser implacable, y son las economías grandes y bien gestionadas las que marcarán el camino y las que liderarán el mundo, que nadie se engañe.
– Segundo grupo: países como Suecia o Reino Unido, que no desean converger pero que, potencialmente, desean tener relaciones comerciales con esta nueva Unión Europea. Lógicamente, habría que ver los beneficios para la Unión Europea, pero podría y debería llegarse a un acuerdo.
– Tercer grupo: países como Rumanía o Grecia, que quieren converger, pero no pueden por el momento, tendrían igualmente tratamiento especial en este nueva Unión Europea.
Que nadie se engañe, a pesar de la situación en Europa, ha llegado el momento de, al menos, plantearse el siguiente salto, el de una nueva Unión Europa, con países que sí quieran pertenecer a ese grupo de naciones que desean aportar al mundo, que desean liderar los cambios que están por llegar en este siglo. Los países europeos tenemos sólo dos caminos, encerrarnos en nosotros mismos, o mirar al mundo. Me gustaría estar entre aquellos que buscan ser relevantes en el mundo.
Le deseo lo mejor al Reino Unido, se lo deseo de corazón porque es un país al que admiro por muchas cosas, les deseo lo mejor, pero me temo lo peor, ahora bien, el futuro lo han decidido ellos, nadie podrá quejarse.
Juan Aitor Lago Moneo
Director de Investigación de Constanza Business & Protocol School
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